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jueves, 16 de septiembre de 2010

La Mariposa de alas de Oro

En el hermoso jardín de una casa de veraneo tenía su morada una maravillosa mariposita. Como todos los que se saben admirados, era muy vanidosa, y se pasaba buena parte del día contemplándose en las cristalinas aguas de la piscina.

Cierto día, la flores del jardín observaron que la Mariposa estaba muy triste.

- ¿Qué le sucederá? -se preguntaban las flores. No es fecuente que la Mariposa pierda su alegría de volar.

Sucedía lo siguiente: las bellas flores del jardín ponían mala cara cuando se acercaba a ellas la Mariposa, y ésta lo que más deseó entonces fue casarse con alguna, junto a la cual podría permanecer feliz. Y se dio en volar por el jardín, en busca de su pareja.

Después de dar muchas vueltas, eligió a la rosa.

- Buenos días, querida Rosa -la saludó cariñosamente.
- Ahora ya no están tan buenos -replicó la flor, de mal talante.
- ¡Qué orgullosa eres! ¿Te crees la reina del jardín?
- Lo que sucede es que no quiero que te poses, porque me das sombra y los rayos del sol no hacen resaltar mi belleza.

La pobre Mariposa se separó de ella pensando que aquella flor no le convenía, pues no le haría feliz. Y volando, volando, se detuvo ante la Margarita, de la que le llamó la atención el botón dorado que tenía en su centro.

- Es magnífico, ¿verdad? -le preguntó la Margarita, observando la dirección de su mirada.
- Ciertamente que lo es -convino la Mariposa. Y dime: ¿tardan mucho en desprenderse tus hojas blancas?
- En cuanto se me cae una, se me caen las demás.
- Adiós, adiós, otro día te veré -exclamó la Mariposa, remontando el vuelo.

Le había desagradado saber que pronto la Magarita se quedaría sin pétalos... ¡y como era una flor sin perfume!

De allí la Mariposa se dirigió hacia unas Campanillas que crecían sobre el verde de una pared. ¿Por cuál se decidiría? ¡Había tantas! Finalmente eligió a una, pero cuando iba a posarse sobre ella, todas las Campanillas empezaron a moverse, haciendo un gran alboroto.

Era un ruido tan insoportable que la Mariposa se vio obligada a marchar de allí, provocando las mofas de las Campanillas.

La Mariposa estaba preocupada. ¿No encontraría una flor de su completo agrado? Enseguida descubrió a las Madreselvas y se aproximó a ellas, pero todas le parecieron graves damitas de cara alargada y piel amarilla, y voló en otra dirección.

De allí pasó a los Claveles, y después a los Tulipanes, no encontrando en ninguna de ellas la compañera ideal.

- Ya me he cansado de revolotear de un lado para otro -murmuró la Mariposa. Voy a refrescarme al estanque.

Al llegar a la orilla del agua se vio reflejada en la tersa superficie, sintiéndose satisfecha de los hermosos colores de sus alas. Y de pronto, se oyó un gran bullicio y aparecieron corriendo varios niños.

- ¡Vamos a bañarnos y a jugar a la pelota! -gritaban.

La Mariposa apenas si tuvo tiempo de apartarse para que no la pisaran. Luego permaneció allí, mirando cómo se bañaban los chiquillos, hasta que uno de ellos se fijó en ella y gritó:

- ¡Oh, mirad qué mariposa tan linda! ¿Por qué no la capturamos para nuestra colección?
- No, déjala que siga en libertad -rogó una vocecita más dulce.

Los niños continuaron bañándose en la piscina, pero el chiquillo que tuvo la idea de atrapar a la mariposa seguía en sus trece.

La volvió a ver y el deseo de apoderarse de ella se hizo irresistible. Salió del agua y comenzó a perseguirla por todo el jardín, pero la mariposa, muy asustada, volaba con todas sus fuerzas.

El niño, viendo que de ese modo no la atraparía, fue en busca de una red y con ella la capturó fácilmente. Después, entre todos la llevaron a la casa y en una habitación se dispusieron a a clavarla en la gran caja donde guardaban todas las demás de la colección.

El niño levantó la aguja en el aire, la pobre Mariposa cerró los ojitos, espantada... y en ese momento se oyó, procedente del jardín, una gran algarabía causada por los cientos de Campanillas que colgaban de las paredes de la finca.

Habían visto cómo era apresada la Mariposa y, animadas por las demás flores, quisieron salvarla, recurriendo a aquel ruido para distraer a los niños.

Y así sucedió. Cuando el grupo de mocitos volvió la cabeza, la Mariposa alzó el vuelo y salió por la ventana. Ya sólo le quedó regresar junto a sus amigas las flores y agradecer a la Rosa, a la Margarita, a los Claveles, a los Tulipanes y, sobre todo, a las Campanillas por haberle salvado la vida.

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1 comments en "La Mariposa de alas de Oro"

Unknown dijo...

k onda con esta pagina

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