Para agradecerle cierto favor, la zorra invitó a cenar a la cigüeña, aunque de mala gana. Preparó un delicioso caldo, pero lo sirvió en una bandeja, de donde no conseguía comer casi nada la cigüeña con su largo pico.
Muy educada, la cigüeña no dijo nada; incluso devolvió la invitación. Cocinó los manjares más apetitosos, pero los sirvió en una copa alta y estercha, en la que la zorra no podía siquiera meter la nariz.
Así se quedó en ayunas, y supo que quien la hace, la paga.
0 comments en "La Zorra y la Cigüeña"
Publicar un comentario