Un intrépido cosaco vio un bosque en llamas y acudió rápidamente, pero no pudo hacer nada para apagar el incendio. En medio del fuego vio a una joven que, desesperada, le pedía ayuda pero él no sabía cómo sacarla de entre las llamas.
- ¡Tiéndeme tu lanza! -le gritó ella.
La joven se transformó en una serpiente y se enroscó en la lanza, y así pudo salvarse. La extraordinaria serpiente le pidió que la llevara a un castillo y, nada más llegar, volvió a convertirse en una muchacha.
- Espérame aquí siete años - dijo al cosaco, y desapareció como por arte de magia.
En el castillo no había nadie pero estaba encantado y bastaba con desear algo para que apareciera la comida o lo que se deseaba. Los siete años pasaron pronto para el fiel cosaco: al fin, volvió a aparecer la princesa serpiente.
Le explicó que había sido víctima de un hechizo, que él había roto con su valor y fidelidad. Entonces lo llevó junto a su padre, el rey, que concedió al valeroso cosaco la mano de su hija.
- ¡Tiéndeme tu lanza! -le gritó ella.
La joven se transformó en una serpiente y se enroscó en la lanza, y así pudo salvarse. La extraordinaria serpiente le pidió que la llevara a un castillo y, nada más llegar, volvió a convertirse en una muchacha.
- Espérame aquí siete años - dijo al cosaco, y desapareció como por arte de magia.
En el castillo no había nadie pero estaba encantado y bastaba con desear algo para que apareciera la comida o lo que se deseaba. Los siete años pasaron pronto para el fiel cosaco: al fin, volvió a aparecer la princesa serpiente.
Le explicó que había sido víctima de un hechizo, que él había roto con su valor y fidelidad. Entonces lo llevó junto a su padre, el rey, que concedió al valeroso cosaco la mano de su hija.