Mientras el gallito lanzaba un sonoro quiquiriquí, la garduña llegó silenciosamente por detrás.
- Sí, cantas bien, pero concozco un gallo que sabe cantar sobre una sola pata.
- ¡Menuda cosa! - y el gallito hizo una exhibición sobre una sola pata.
- El otro cierra los dos ojos a la vez.
- ¡Yo también puedo hacerlo!
Mientras el gallito hacía la prueba, la garduña le saltó encima y se lo llevó al bosque para comerlo tranquilamente. Cuando llegó el momento, lo sujetó fuertemente con las patas y ...
- ¿No te han enseñado a rezar antes de comer? -dijo el gallito.
- ¡Claro que sí! -la garduña lo soltó para santiguarse y el gallo voló hasta una rama. La otra no se dio por vencida. Tomó una hoja seca y fingió leer.
- Es una carta del Rey, pero no entiendo nada. ¿Por qué no me la lees tú que eres tan listo?
- De mil amores, pero en otro momento porque allí vienen los cazadores.
La garduña escapó a toda prisa y el astuto gallito volvió al gallinero.
- Sí, cantas bien, pero concozco un gallo que sabe cantar sobre una sola pata.
- ¡Menuda cosa! - y el gallito hizo una exhibición sobre una sola pata.
- El otro cierra los dos ojos a la vez.
- ¡Yo también puedo hacerlo!
Mientras el gallito hacía la prueba, la garduña le saltó encima y se lo llevó al bosque para comerlo tranquilamente. Cuando llegó el momento, lo sujetó fuertemente con las patas y ...
- ¿No te han enseñado a rezar antes de comer? -dijo el gallito.
- ¡Claro que sí! -la garduña lo soltó para santiguarse y el gallo voló hasta una rama. La otra no se dio por vencida. Tomó una hoja seca y fingió leer.
- Es una carta del Rey, pero no entiendo nada. ¿Por qué no me la lees tú que eres tan listo?
- De mil amores, pero en otro momento porque allí vienen los cazadores.
La garduña escapó a toda prisa y el astuto gallito volvió al gallinero.
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