El gigante Hans se ofreció como
leñador. El primer día de trabajo no se preocupó ni siquiera de causar
una buena impresión. Al amanecer, cuando sus compañeros lo despertaron
para ir al bosque, ni siquiera se levantó.
Cuando por fin se decidió a levantarse, lo primero que hizo fue prepararse un cocido de garbanzos y se los comió todos. Los garbanzos eran el secreto de su fuerza prodigiosa. Después Hans se fue al bosque, arrancó los dos árboles mayores como si fueran hierbecillas y los cargó en el carro.
De vuelta, se encontró con una garganta profunda en el camino, cerrada por una barrera de troncos. Hans no perdió tiempo; levantó por encima de su cabeza el carro, con caballo y todo, y lo dejó al otro lado.
En casa, el patrón se puso contentísimo de verlo regresar antes que los otros con aquellos dos enormes árboles. Hans se fue a dormir, sin perder tiempo en parloteos.
Cuando regresaron sus compañeros, fueron a quejarse al patrón.
- Hans todavía está durmiendo.
- Sí, pero mientras duerme, pesca dos piezas como éstas - y les señaló los dos enormes árboles que había traído Hans.
Los hombres no pudieron decir más nada, y se fueron a descansar.
Cuando por fin se decidió a levantarse, lo primero que hizo fue prepararse un cocido de garbanzos y se los comió todos. Los garbanzos eran el secreto de su fuerza prodigiosa. Después Hans se fue al bosque, arrancó los dos árboles mayores como si fueran hierbecillas y los cargó en el carro.
De vuelta, se encontró con una garganta profunda en el camino, cerrada por una barrera de troncos. Hans no perdió tiempo; levantó por encima de su cabeza el carro, con caballo y todo, y lo dejó al otro lado.
En casa, el patrón se puso contentísimo de verlo regresar antes que los otros con aquellos dos enormes árboles. Hans se fue a dormir, sin perder tiempo en parloteos.
Cuando regresaron sus compañeros, fueron a quejarse al patrón.
- Hans todavía está durmiendo.
- Sí, pero mientras duerme, pesca dos piezas como éstas - y les señaló los dos enormes árboles que había traído Hans.
Los hombres no pudieron decir más nada, y se fueron a descansar.
0 comments en "El gigante Hans se hace leñador"
Publicar un comentario