Dos cuervos se desafiaron a ver cuál conseguía volar más alto, llevando una bolsa llena, pero no especificaron de qué, sino que sólo señalaron el tamaño que tenía que ser.
El primero llenó la bolsa de algodón, y se burló del otro que había llenado la bolsa de pesada sal. Estaba seguro de ganar.
Pero cuando comenzó a llover, como había previsto el segundo cuervo, la sal se disolvió y el algodón absorbió el agua, y se hizo tan pesado que el cuervo poco previsor no tuvo fuerza para seguir volando y tuvo que rendirse.
El primero llenó la bolsa de algodón, y se burló del otro que había llenado la bolsa de pesada sal. Estaba seguro de ganar.
Pero cuando comenzó a llover, como había previsto el segundo cuervo, la sal se disolvió y el algodón absorbió el agua, y se hizo tan pesado que el cuervo poco previsor no tuvo fuerza para seguir volando y tuvo que rendirse.
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